Hoy voy a tratar un tema denso pero necesario. Destacar la responsabilidad de conocer a nuestras mascotas, cuando éstas arrastran una historia que va a influir de una manera u otra nuestra convivencia.
Desde que el hombre descubrió la facilidad con la que los perros podía mutar genéticamente las razas de los cánidos en pocas generaciones, ha ido cruzandolas con el objetivo de conseguir las cualidades que mejor se amoldasen a las necesidades humanas.
A parte de cambiar el aspecto físico como si muñecos de plastilina se tratasen, pronto se percataron de que también reforzaban las cualidades que destacaban del perro "original"
en cuanto a sus habilidades innatas.
Y en este aspecto es donde quiero hacer incapié.
Los perros tienen su propia personalidad, los que los hace diferentes y únicos, pero dentro de ellos reside la genética y sus raíces. Esto hace que debamos conocer su historia para entender sus necesidades, cubrirlas y poder tener una relación y un vínculo sano.
Voy a plantear un par de ejemplos donde se puede ver reflejado los estereotipos que asignamos a los perros y quedan estigmatizados de por vida en ellos, en estos casos no eran maltratados físicamente ni el perro se mostraba frustrado, sólo que la sociedad los condena a hacer roles que les cataloga de Perros "aptos" o "no aptos". Si son "aptos" son unos perros excelentes, y si son "no aptos" el perro no sirve para nada y es regalado o incluso sacrificado.
Yo me crié entre perros de caza, mi abuelo tenía 4 preciosos podencos y aunque los admiraba y me encantaban los perros (como a la mayoría de niños) me prohibían rotundamente ir a acariciarlos o jugar con ellos, recuerdo la primera vez que me dejaron pasear a Carina, una preciosa podenca blanca con una mancha marrón en la frente en forma de gota de agua, más alta que yo.
Este recuerdo lo tengo muy grabado porque cuando crecí entendí muchas cosas que en aquél entonces no era capaz de entender: ¿Porqué estaban en un corral atadas y sólo salían para cazar?¿Porqué me prohibían jugar con ellas si el rato que estaba allí junto a ellas se ponían alegres y siempre me reclamaban con lloriqueos cuando me mandaban volver al salón para comer?
Y es que según mi abuelo me decía tenía miedo de que las sociabilizara demasiado y no sirvieran para cazar. Lo que en el tiempo he ido cuestionando y aprendiendo en todos los aspectos de la vida, en aquél entonces la ley que valía y la verdad absoluta era lo que los mayores te decían.
Otro ejemplo que recuerdo es el de un Dóberman que se crió en la parcela de al lado donde mi padre tenía su fábrica de muebles, y donde yo pasaba muchas tardes depués de salir del colegio.
Siempre iba a visitarlo y a dejar que me lamiera las manos entre la reja que nos separaba. Una vez coincidió que el dueño de la parcela nos vió jugar uno a cada lado de la reja y llamó al perro, lo ató en una cadena y me explicó que no debía jugar con él porque estaba haciéndolo blando y no serviría para proteger el terreno por la noche de los ladrones. En aquél momento sentí una sensación de culpa porque estaba haciendo algo supuestamente "malo".
Estos son ejemplos de personas que tienen en casa perros pero que los consideran "herramientas" para llevar a cabo una función específica, sin interesarse lo más mínimo en el estado psicológico del animal.
Luego está el otro extremo.
Las personas que adquieren una cierta raza que necesita desempeñar una serie de actividades para poder cubrir sus necesidades y por desinformación o desinterés el perro está expuesto a unos factores de estrés que la mayor parte de nuestra sociedad no es capaz de identificar, lo que va a conllevar a una situación "difícil" en lo general, y una relación conflictiva con nuestros fieles amigos, los perros.
Para los perros es imprescindible tener disciplina, y jugar con ellos de cierta manera se convierte en trabajo, y ahí está la esencia. El trabajo siempre debe ser un juego para mantener la motivación. Nunca hay que obligar ni condenar.
Para conseguir la total afinidad hay que seguir unos patrones que se basen en:
1. Dejar al perro que sea perro,
He rehabilitado a muchos perros que dejaron de ser perros. Entre muchas cosas destaco que no sabían utilizar sus sentidos, ni interpretar el lenguaje corporal de otros perros, no entendían su mundo.
2. Ningún perro es propiedad de nadie.
No debemos aferrarnos a la idea de: " el perro es mío y sólo yo debo cuidarlo porque nadie lo entiende mejor que yo".
Infórmate, déjate ayudar por profesionales, conoce mejor a tu amigo, porque lo vas a poder disfrutar al máximo y vas a descubrir un mundo que te ayudará a entender de otra manera la vida.
Céntrate en sus necesidades y las tuyas, si no sois compatibles, acepta que la relación forzada puede dar a situaciones fatales en la vida.
En este artículo no pretendo culpar ni juzgar a nadie, sólo es mi punto de vista y en cada caso pueden influir muchos factores distintos que deriven a una agresión, nunca hay dos casos idénticos, y nunca hay que generaliza por ninguna de las dos partes, ni por la de los perros ni por la de los humanos. Aquí dejo la notícia del Sábado 14 de Mayo, trágico suceso ocurrido en Murcia.
Aquí la noticia:
http://www.laverdad.es/murcia/201605/15/perro-mata-mordiscos-dueno-20160515010359-v.html